Freud percibió en sus pacientes series interminables de conflictos de orden psíquico, observo contradicciones entre diferentes pulsaciones, mecanismos represivos de las sociales en contra de los movimientos biológicos y conflictos en las formas de enfrentar o resolver determinadas situaciones.
Años después Freud infundio un orden aparente al caos definiendo tres elementos estructurales básicos de la psique: el ello, el yo y el súper yo.
Ego(yo, preconsciente): Parte de la personalidad que media entre las exigencias ambientales, la conciencia y las necesidades instintivas.
Conoce el mundo externo a través de los sentidos y busca satisfacer las pulsaciones del id.
Id (ello, inconsciente): Única estructura que está presente al momento de nacer enteramente inconsciente, consta de pulsaciones y deseos inconscientes que buscan expresarse se rige por el instinto del placer es decir intenta obtener satisfacción inmediata y evitar el dolor.
Súper ego (súper yo, consciente): No existe al momento del nacimiento parte moral que se aprende en la interacción con los padres y la sociedad. Termina obrando como conciencia se encarga de observar y guiar al ego. Funciona en los tres niveles del aparato psíquico.
El ego satisface necesidades del id en una forma razonable y moral aprobada por el súper yo.
El ego satisface necesidades del id en una forma razonable y moral aprobada por el súper yo.
Representa al aspecto moral de nuestro funcionamiento y contiene los ideales por los cuales luchamos y los castigos (culpa) que esperamos cuando hemos transgredido a nuestro código ético.
Esta estructura controla la conducta conforme a las normas de la sociedad, ofreciendo recompensas (orgullo, amor de uno mismo) a la conducta buena y castigos(culpa, sentimiento de inferioridad, accidentes) a la conducta mala.
La tercera estructura propuesta por la teoría es la del Yo. Mientras que el Ello busca el placer y el Súper Yo la perfección, el Yo busca la realidad. Su función es dar expresión y satisfacción a los deseos del Ello de acuerdo a la realidad y las exigencias del Súper Yo.